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Las mujeres seguimos recibiendo mensajes contradictorios. La publicidad nos aturde y satura con objetivos y metas inalcanzables, dando prioridad a nuestro físico, sobre todo lo demás.

Un mensaje que cala entre todas, jóvenes y maduras, y que nos lleva a un bucle sin fin, lleno de frustraciones.

El derecho a envejecer con tranquilidad también diferencia a hombres y a mujeres. Este detalle, que parece frívolo, retrata la sociedad en la que vivimos.

Carta publicada en el periódico El País

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