Cierro los ojos, tumbada en el sofá de la casa de mis padres, cualquier domingo por la tarde y oigo el leve ruido que hace mi padre al pasar las páginas del periódico. A su lado, en el otro sillón, mi madre lee el suplemento del domingo. Sentirlos tan cerca me reconforta. Y pienso: ¡esto es vida! Dando por hecho que será así para siempre. Y ya han pasado dos años desde tu repentina pérdida, papá. Y aquí seguimos, comprando cada domingo El País, como tú hacías, tratando de seguir la vida sin ti…
Puedes ver este artículo en el siguiente enlace de El País. Segunda entrada
Querida bloguera: Los que leemos tu microrrelato y hemos pasado por este trance; pasado el tiempo o pasada página: asumimos el sentimiento de perdida y aprendemos a convivir con él.
Un saludo,
El Parri
Entrañable