Me sorprende que todavía se permita publicidad que anime a los niños a comer alimentos no saludables como galletas y cereales industriales.
A la vuelta de septiembre, con los colegios empezando un nuevo curso, los anuncios en televisión así como las paradas de los autobuses se llenan de anuncios de este tipo de comida.
Y es contradictorio, porque es evidente que este tipo de comida perjudica la salud y aumenta la obesidad de los más pequeños, pero hay tantos intereses encima de la mesa, que se mira para otro lado.
Carta publicada en el periódico El País