Me parece incoherente que los libros de literatura juvenil estén siendo analizados con lupa para que su contenido sea adecuado a su público, y en cambio, haya carta blanca y escaso control en el acceso a contenido visual y musical que claramente está dirigido a adultos.
Me temo que estamos mirando para otro lado, porque lo que vemos nos da miedo y además, tenemos la inquietante sensación de que hemos perdido el control.